ENTREVISTA - Gregorio Armañanzas, psiquiatra
"La derecha de forma inconsciente se identifica con el
franquismo y tira piedras contra su propio tejado"
Clemente Ros era inspector de la Policía Municipal de
Estella en 1936. Antes del alzamiento, detuvo a unos falangistas por un tiroteo
que se había producido en este municipio navarro. Tras el golpe, “lo
secuestraron, lo metieron en la cárcel, lo llevaron a San Cristóbal y, en
agosto, junto a dos políticos, lo mataron en el monte del Perdón”. Su nieto, el
psiquiatra Gregorio Armañanzas Ros, relata el suceso con entereza. Para este
psicoterapeuta estellés, resulta clave hablar de lo sucedido, superar ese
silencio que a menudo acompaña a la memoria histórica en España. Este jueves
(19:00 horas, entrada libre) hablará precisamente sobre este silencio en la
sede de la asociación de familiares de fusilados de Navarra, affna36, de la que
forma parte.
¿En Navarra y en España se puede hablar sobre la memoria
histórica?
Después de más de 70 años, las víctimas nos podemos permitir
hablar y restaurar cierto honor y dignidad. Franco murió en 1975 y, desde
entonces, quizá hemos necesitado ese tiempo para poder hacerlo. Ha habido quien
ha necesitado menos, pero todavía hay gente mayor que muere sin poder hablar. Lo
que creo que no se está pudiendo hacer es hablar desde la otra parte de los
traumatizados, que son los perpetradores. Los descendientes muchas veces no
saben que sus abuelos mataban, y ese silencio está provocando mucho sufrimiento
emocional, sin que estas personas sean conscientes de ello. Este asunto es
complejo, porque la sociedad que rodea a esos descendientes de perpetradores sí
conoce esas historias.
¿Hablar es una liberación?
Hablar es el comienzo de una curación emocional. Las cosas
empiezan a dolerte, ya sea porque mataron a tu abuelo o porque tu abuelo mató,
y eso anima a procesarlo conscientemente, a superar esos sentimientos de culpa
y de vergüenza.
Pero hablar también es exponerte a ser juzgado.
Sí (ríe), hablar conlleva muchos riesgos. Yo me he
acostumbrado a ellos. Recuerdo que la primera vez que hablé de esto fue en una
conferencia en Granada, y se me pasó por la cabeza que el público pensaría Oh,
pobrecito, el nieto de un asesinado. Pero hay nietos de asesinados durante la
Guerra Civil que todavía no saben nada, porque por ejemplo sus abuelas no les
han dicho nada. ¿Por qué? Es vergüenza, culpa…
¿No es una forma de evitarles el sufrimiento?
También, sí. Pero el problema es que el silencia transmite
de forma más eficaz el impacto emocional.
¿En su caso, cómo logró saber qué le pasó a su abuelo?
Siempre lo supe, pero me quedaba una herida emocional por
curar. He tenido que tener cierta edad para poder vivirlo emocionalmente, no
solo racionalmente. Uno ve los hechos como si fueran una película, pero no como
algo que le pasó; esa distancia emocional puede protegerte, pero lo mejor es
vivirlo emocionalmente. A mí, por ejemplo, para superarlo me ha venido muy bien
escribir una novela [ Fantasmas de nuestra guerra, que se publicará en abril],
porque ayuda a integrar las emociones, porque mi madre se quedó sin padre.
¿Han logrado encontrarle?
No, no hemos conseguido localizar los restos.
¿Eso cómo afecta a los familiares?
De distintas maneras. Para los huérfanos es muy importante,
porque, cuando el duelo no está hecho, supone lo que se intuye en tu pregunta:
no se trata de encontrar unos restos, sino de encontrarle a él. Porque
emocionalmente puede no estar muerto, y hay que hacer un trabajo suplementario
para hacerlo, y encontrar los restos es como hacer un duelo, un entierro
emocional. Los que tienen muertos en las cunetas tienen gente dormida
esperando. Hay que encontrar a esos seres humanos.
Desde affna36, precisamente, se ha pedido al Gobierno Foral
que avance en la financiación de la exhumación de fosas.
En mi caso, creo que el Gobierno destinó dinero, no sé si
fueron 12.000 euros, para dos intentos de exhumaciones, tras la que no
conseguimos hallar esos restos.
Los testimonios de coetáneos a los fusilados resultan vitales para hallar estos restos.
Sin embargo, también hay quien sabe y calla.
Claro. Hay muchos que aún tienen miedo, un trauma por un
silencio que ha durado tantos años en España. Ese silencio incluso se percibe
entre psicólogos que no exploran la historia familiar tras la Guerra Civil. No
se pregunta qué paso, no sea que tengas algún muerto en el armario que no
quieras ver.
¿Y a qué lo atribuye? Porque desde entidades vinculadas a la
memoria histórica a menudo se pone como ejemplo a Alemania como una zona donde
sí se han dado más pasos para repasar la historia.
Yo he tenido que leerme lo que han trabajado judíos, por
ejemplo, y viajar fuera de España para poder volver aquí a explorarlo. Pero es
algo que suele ocurrir con una guerra civil, en Grecia también pasa. La
diferencia es que en el nazismo, ellos fueron los perdedores.
Las víctimas identifican a la derecha como si fueran los
asesinos de sus abuelos. Pero la derecha lo asume, entra en ese error y no
quita los símbolos (relacionados con el Franquismo)
¿Qué le parece que en Navarra aún haya símbolos relacionados
con el franquismo?
Tengo la impresión de que la derecha, inconscientemente, se
mantiene identificada con el franquismo. Y se tira piedras contra su propio
tejado. Tal vez las víctimas también la identifican así, como si quienes están
en la derecha fueran los asesinos de sus abuelos. Pero la derecha lo asume,
entra en ese error y no quita esos símbolos. Aunque va habiendo cambios. Por
ejemplo, el presidente del Parlamento [se refiere a Alberto Catalán, de UPN] se
refirió a las víctimas, al colocarse una
placa en recuerdo de los cargos electos asesinados en Navarra, como cargos
fusilados asesinados. Y ese es un cambio cualitativo importante; antes ni las
víctimas decíamos asesinados.
Cada día 19 se celebra u na misa en honor al alzamiento en
la cripta del monumento a los Caídos de Pamplona. La hermandad que lo organiza
asegura que no entiende la polémica porque es un acto similar a, por ejemplo,
la celebración del Día de la República.
No sé qué decirte... Es probable que debajo de algunas
posiciones personales haya elementos de culpa inconscientes y, al final, se
produce una huida hacia adelante, hacia posiciones más extremas.
¿Se sentaría a hablar con quien participa en esas misas?
Sí, me gustaría trabajar con ese tipo de situaciones. Y me
sentiría cómodo si habláramos en el plano personal, y no en el ideológico, que
es algo que me aburre
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